miércoles, 10 de agosto de 2016

La fiesta de la naturaleza


Una gran fiesta.

Una mañana cualquiera, un entreno cualquiera, eso sí, es un día de vacaciones por lo que hay libertad de horario.
Antes de salir una mirada al cielo y tampoco pinta tan mal como prevenían los medios de comunicación.
Salgo buscando la Masía de Tristany para ir dirección Serra, la idea hoy es hacer un largo de como mínimo de 30kms. la mañana es fresca pero con mucha humedad.
Poco a poco voy cojiendo buen ritmo y me siento a gusto, paso la "Font del Poll" y cojo la variante del GR10 en dirección Serra pasando por la "Font del LLentiscle" en dos horas estoy en Serra.

Busco la salida hacia la "Font Deula" para desviarme por el GR10 para encontrar la senda de "La Morería" que días antes había pasado por primera vez con los compañeros del Zancadas.
Poco a poco el cielo se va cerrando y parece que el tiempo va a empeorar.
Una mini parada contemplando las vistas de la cartuja de PortaCeli y aprovecho para tomar algo, pues pinta que después será más complicado.

Senda bonita que se puede correr bien con la ayuda de los bastones pues pica hacia arriba en su primera parte y a mitad cambia y te deja disfrutar dejándote caer.

¡De repente un estruendo me sobrecoge!, por un momento no se que hacer, si tirarme al suelo, correr más deprisa, pero sencillamente me deja clavado como si me hubiera petrificado.
Ese trueno ha sonado como si lo tuviera encima de mi cabeza.
A partir de ese momento se suceden relámpagos y truenos que entre ellos apenas pasan décimas de segundo, lo que me indica que tengo la tormenta sobre mí. 



Ahora sí, es cuestión de segundos que el cielo se caiga, pero de momento aguanta unos minutos, corro como si fuera a ganarle a la tormenta aún sabiendo que es imposible.

Con este panorama y a 20 kms. de casa a pié está cantado que llegaré empapado.

Caigo a la pista que me lleva dirección de nuevo a la "Font del Poll" y por la que remontaré dirección Oeste hasta casa.


Caen unas gotas, las nubes se cierran y bajan hasta meterme dentro de ellas como si me quisieran llevar con ellas, vienen deprisa dirección NorEste, y de golpe... 

Empieza a diluviar, el agua no es fría y se empieza a fundir con mi sudor, la ropa empieza a pesar como si fuera una coraza de caballero medieval.
Y me doy cuenta que estoy en una fiesta, "La fiesta de la Naturaleza", llueve en cantidad, cada minuto el cielo reluce como si estuviera dentro de un fotomatón y los estruendos cada vez son más fuertes y continuos pero ya no me asustan, he empezado a formar parte de este momento tan maravilloso.
El agua fluye por todos lados, pequeños riachuelos cruzan el camino, agua roja de rodeno que parece sangre que va a regar hasta el último rincón de este valle.

Choff, choff, choff... mis zapatillas contienen más agua que mi bolsa de hidratación, ese constante chapoteo se mezcla con la fuerte caída de las gotas sobre los charcos, el camino se inunda y en algunos momentos cruzan pequeños matices de agua más amarilla por la tierra más arenosa de esa zona.
He llegado a la zona de Tristany y el camino es más llano, como arterias de la tierra, se dibujan en el suelo los hilos de agua que se van uniendo hasta formar pequeños torrentes a ambos lados de la pista con una cantidad de agua que hacía tiempo que no veía y que darán un respiro a toda esa vegetación y animales que sobreviven en esta pequeña isla de vida que es "La sierra calderona"

Choff, choff, choff...llego al cruce que me lleva directamente a Gátova pero no puedo evitarlo, tengo que bajar al barranco de "agua amarga" pues no me quiero ir a casa todavía, quiero seguir disfrutando de esta gran fiesta. Entro en el sendero que me indica la señal del GR10 y que pasa muy cerca de la "Fuente de Sinainas" uno de esos senderos que no te cansas nunca de correr un día tras otro. Pequeñas gotas de agua se mantienen en las agujas de los pinos pareciendo ser absorbidas por la sed de los últimos meses.

Parece que amaina un poco la lluvia, hace un poco de aire y eleva las nubes dejando así ver la gran variedad de verdes de los pinos, alcornoques, hiedras, romeros, madroños...es como si de repente brillaran de alegría por este regalo caído del cielo,es un autentico espectáculo que he tenido la suerte de presenciar en vivo en el momento de mayor esplendor.

Remonto el sendero hasta el "Collado de la Buitrera" con la intención de ver el pueblo de Gátova pero solo se ve un manto blanco que inunda todo el valle recordandome a la película de Los Otros, ¿encontraré la salida de la montaña?, por suerte es como si corriera por el pasillo de casa.
Me dejo caer por el camino para llegar hasta mi refugio particular y muy a mi pesar terminar con esta aventura de hoy.

En casa, después de 38 kms. y 4:15 horas, eso es lo que menos me importa, ahora solo me queda pensar en el deseo se salir mañana de nuevo a la montaña y ver como ha quedado todo tras la gran "Fiesta de la naturaleza"